Gaza como derrota moral de Europa Ruth Ferrero-Turrión

Esta mañana de domingo hemos sido convocados para salir a la calle en defensa de la Unión Europea. La concentración de Madrid está citada a las 12 h de la mañana en la plaza de Callao. Algunas críticas en las discusiones políticas y en las redes sociales quieren desautorizar un compromiso inmediato con el camino a recorrer. Quieren desautorizar los primeros pasos en nombre de la distancia que queda para llegar a la meta. A lo largo de la historia son muchos los ejemplos en los que unas bellas causas absolutas se convierten en buenas aliadas para los que se niegan a solucionar injusticias inmediatas. El perfeccionismo pregonero se niega a despejar poco a poco el camino de piedras, cerrando los ojos ante los asuntos que merece la pena resolver ya. La lógica del todo y la nada suele convertirse en el mejor argumento del pensamiento reaccionario para obstaculizar una toma de decisiones que ponga en duda su apuesta por la inmovilidad.
Salta a la vista el uso que la extrema derecha hace del populismo de izquierdas cuando lanza mensajes de descrédito contra aquellos que se oponen a la liquidación de la democracia. Consignas como “todos son iguales” o “no nos representan” han sido el mejor abono para alimentar el odio popular contra las instituciones y la política, ese odio que necesitan figuras como Milei o Trump para fundar su imperio de millonarios. Se liquida el Estado capaz de controlar las soberbias y las ambiciones desmedidas.
En el devenir histórico, los debates sobre la complicidad siempre son necesarios. Y la quietud perfeccionista suele ser más contraproducente que la puesta en marcha por un buen camino.
Europa necesita acelerar el paso en su unidad y en la toma de conciencia de que las conquistas de la democracia social, la sanidad pública, la educación, la fiscalidad y los derechos laborales deben ser defendidos. Figuras como las que ahora intentan fundar un nuevo imperialismo, gobernantes como Trump o Putin, surgidos de diferentes historias y dinámicas dentro del deterioro democrático, son el mejor ejemplo de que necesitamos una respuesta europea de unidad ante las arrogancias y las imposiciones agresivas. Y la respuesta democrática supone siempre una movilización civil que motive el diálogo político, no la negación política, entre la sociedad real con sus instituciones.
La respuesta democrática supone siempre una movilización civil que motiva el diálogo político, no la negación política, entre la sociedad real con sus instituciones
Cuando apoyo las movilizaciones en favor de Europa no se me escapa, ni se me olvida, que la realidad europea está lejos de la perfección. La manera de entender la migración, el modo de comprender las navegaciones entre África y Europa, las estrategias de obstaculizar visados para favorecer la explotación laboral de los ilegales, son heridas en cualquier consideración humana, ya sea cristiana o socialista, que convierten el racismo en un pecado mortal. Las complicidades de algunas naciones europeas con el desmantelamiento del derecho internacional y la colaboración con las intervenciones genocidas de Israel en Gaza, son una catástrofe en el panorama mediático que graba y normaliza semana tras semana la historia de una matanza. Las dinámicas de la derecha en manos de la extrema derecha a la hora de desmantelar los servicios públicos y privatizar los derechos de los ciudadanos son hoy una realidad evidente. Y el peligro de que la llamada a la seguridad europea pueda derivar en un militarismo cómplice de las fábricas estadounidenses de armas está ahí, sobre la mesa de discusiones y en cada amenaza de Trump llena de uranio, aranceles y negocios.
¿Pero esos peligros significan que, en nombre de la perfección absoluta, debemos estarnos quietos en Europa? En nombre de la perfección absoluta, no se ha escrito nunca un buen poema, ni una novela con vida, ni siquiera un programa electoral capaz de entrar de manera honesta en la toma de decisiones de un Gobierno. Trabajar por el futuro supone ir quitando las piedras del camino, consolidar situaciones que permitan defender lo conseguido y avanzar hoy, mayo de 2025, en la defensa internacional de los valores relacionados con la democracia, los derechos humanos y el pacifismo. Lo que nunca dio resultados progresistas fue utilizar las imperfecciones para invitar a la paralización. Así que merece la pena, frente a las dictaduras tradicionales o las nuevas dictaduras del neoliberalismo millonario, salir en defensa de los ideales de la democracia social.
Y si ladran los perros, es que cabalgamos.
Lo más...
Lo más...
Leído'Casandra y yo', de Pedro Vallín
Juan José Millás: "El nuevo papa nos dará unas horas de mucha teatralidad, luego volveremos a lo de siempre"
Coser y cantar
¡Hola, !
Gracias por sumarte. Ahora formas parte de la comunidad de infoLibre que hace posible un periodismo de investigación riguroso y honesto.
En tu perfil puedes elegir qué boletines recibir, modificar tus datos personales y tu cuota.