El gran provocador

Carlos Serrato

Frank Zappa, obra lírica completa - Edición y traducción: Manuel de la Fuente

Libros del Kultrum (Barcelona, 2024)

Hace unos meses, Manuel de la Fuente Soler, autor de una monumental biografía de Frank Zappa escrita en castellano Frank Zappa, biografía no autorizada (Alianza, Madrid, 2021) publicó las letras completas del músico de Baltimore en escrupulosa y elegante versión bilingüe: Frank Zappa, obra lírica completa (Libros del Kultrum, Barcelona, 2024). No era tarea fácil, dada la enorme cantidad de discos publicados por Zappa en vida y los que se editaron tras su muerte en 1993, así como de las diversas versiones de un mismo tema que podemos encontrar en las igualmente abundantes grabaciones de sus conciertos. Manuel de la Fuente ha optado por aplicar al cancionero zappiano planteamientos más cercanos a las ediciones filológicas que a las antologías de canciones pop que por lo general suelen editarse.

Así, nos ofrece todas las letras de los cuarentaiún discos oficiales grabados por Frank Zappa en orden cronológico, desde Freak Out! (1961) hasta Civilization Phase III, editado póstumamente en 1994. Cada LP aparece contextualizado por una breve pero sustanciosa presentación que facilita datos de interés para a comprensión no solo de las letras, sino también de la música que contiene cada disco. Teniendo en cuenta que Zappa cuidaba escrupulosamente los registros que grababa de sus temas y trabajaba obsesivamente en establecer cuáles de ellos deberían considerarse como definitivos, podría decirse que, al seguir este criterio, Manuel de la Fuente ha trabajado sobre lo que cabría denominar "el canon zappiano".

La obra de Frank Zappa es compleja, siempre experimental, tanto en lo musical como en la escritura de las letras de sus canciones. Por lo que toca a su lírica, el uso de recursos expresivos variados, desde el empleo del slang freak y las referencias a la cultura underground norteamericana, hasta la autoexigencia literaria con la que enfoca los temas y las formas o su constante vena satírica, hace que en ocasiones el lector no familiarizado con el universo zappiano tenga dificultades en entender el sentido de lo que se cuenta. Manuel de la Fuente recurre a las notas explicativas a pie de página cada vez que es necesario para una comprensión más clara de lo que se intenta transmitir, facilitando las circunstancias creativas y el contexto de la época en la que surgen las canciones.

Lo que nos ofrece esta compilación es un viaje fascinante al centro del imaginario contracultural norteamericano, a través de las canciones del músico más friki y talentoso de su generación. El humorismo y la sátira como crítica social contra el amor convencional, las costumbres establecidas, la política del stablishment, el poder económico, el negocio de la música… Sus discos, a menudo conceptuales, son un catálogo completo de lo políticamente incorrecto, se mire desde el punto ideológico de vista que se mire. Para Frank Zappa la única palabra sagrada es "irreverencia" y esa tampoco demasiado. En el doble álbum y película 200 Motels (1971), un juego con la autoparodia y el sarcasmo en el que no queda títere con cabeza, sentencia: "¿Esta vida, te parece interesante? ¿La de falso guitarrista de rock and roll en un grupo humorístico?" La burla empieza por uno mismo, para que ya sea legítimo criticar a todo bicho viviente: "¿Crees que te quiero/ de forma ciega y estúpida? ¿Crees que me paso las noches soñando / con tenerte a mi lado?, decía en Mother People carcajeándose del amor romántico, tal como se le evocaba una y otra vez en las composiciones pop de su tiempo y, desgraciadamente, de siempre.

Si Frank Zappa hacia algo bien, aparte de componer y tocar la guitarra como nadie en su género, era descubrir todos los tópicos de la cultura pop y zarandearlos sin piedad. Mother People empezaba, además, con una declaración existencial: "somos los otros". Pero ¿"los otros" de qué? Los que no encajan en el negocio, probablemente; no en vano el tema estaba incluido en el segundo disco con su banda, The Mothers of Invention, We’re Only in It for the Money (1968), toda una sardónica declaración de otredad. La portada del disco, tan paródica como la música que contenía, era un ataque directo a la línea de flotación del nuevo pop "artístico", el reverso payaso de otra portada famosa, la del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de The Beatles, publicado casi un año antes.

Su incontenible vena satírica, desde su mismo aspecto, un Groucho Marx de la contracultura de los sesenta, hasta sus juegos burlescos con todos los géneros del pop y del rock, sus collages musicales enloquecidos, sus chistes encadenados y su salvaje rebeldía política contrastaban con la seriedad con la que siempre se tomó su trabajo creativo y la maniática obsesión por la perfección, tanto en la interpretación como en la grabación de sus composiciones. Un músico exigente, un compositor que se enfrentaba a su trabajo con la mentalidad de un artista de la más pura vanguardia intelectual y que, al mismo tiempo, era capaz de hacer genuino rock reventándoles las costuras a las modas y los modos del negocio musical.

Un niño travieso se escondía tras esa cara de pocos amigos con la que a menudo le gustaba fotografiarse para las portadas de algunos de sus discos. ¿Escucharon alguna vez antes en una canción pop estos versos sublimes: "Señor, ten piedad de los ingleses / por la comida espantosa a la que están condenados"; o "¡Tienes el pie podrido! ¡El pie podrido, cariño! / ¡Ese pie maloliente me destroza la nariz! / ¡Pie podrido ¡Pie podrido! Hazme caso, / lávatelo un poco, anda". El mismo niño puñetero que al crecer podía titular una canción Nixon es un pedazo de gilipollas (Dickie’s Such an Asshole) o firmar todo un álbum en 1985, Frank Zappa Meets The Mothers of Prevention, contra la iniciativa de un grupo de madres capitaneadas por Tipper Gore que dio lugar al Parents Music Resource Center, que pretendía instituir la censura en la música pop, a la que consideraba responsable de la "degradación moral" de la juventud norteamericana. Como nos cuenta Manuel de la Fuente en la nota introductoria al disco, la iniciativa de la esposa de Al Gore, congresista, senador y casi presidente de Estados Unidos, demócrata de toda la vida y activista por el cuidado del medio ambiente, llegó a dar lugar a listas negras de músicos (Prince o Madonna, por ejemplo), a la retirada de sus discos de las tiendas, a su exclusión de las radiofórmulas de algunas emisoras y a una comisión de investigación en el Senado estadounidense, en una de cuyas sesiones compareció voluntariamente Frank Zappa en defensa de la libertad creativa.

Uno de los temas del disco, Porn War, se monta con fragmentos de las intervenciones de los senadores que participaron en la comisión. De todo aquel escándalo solo queda hoy la famosa pegatina de "Parental Advisory" en algunos discos, como advertencia de que contiene letras explícitas… y un disco genial de rock político, por supuesto de tono humorístico, solo la risa es verdaderamente subversiva. Ni republicanos, ni demócratas, ni hippies, faltaría más, nadie se libra de la lengua viperina de Zappa. En la canción titulada Cosmik Debris (Rollo cósmico), incluida en uno de sus discos clásicos, Apostrophe (‘), de 1974, el objeto de su humor vitriólico es un gurú de la New Age y su espiritualismo de baratillo. Cuando los coristas del musical Hair, cantaban el himno de la Era de Acuario, Zappa cerraba su canción con una estrofa contundente: "Mira, tío, / tómale el pelo a otro con tu rollo cósmico / (¿Ese poncho es auténtico o de las rebajas?) / En serio te lo digo, ganarías más de carnicero/ (…) Oh, shanti, oh, shanti, oh shanti / SSHANTI", mandando a hacer puñetas "la paz interior" (shanti, en sánscrito) de los santones hippies.

Las salchichas en la barbacoa en la fiesta familiar llena de felicidad, los vaqueros melancólicos, los paletos cerveceros, las niñas pijas de los colegios de monjas, los jóvenes psicodélicos de las flores de San Francisco, los ejecutivos que van de guays, los chuletas de "rabo monstruoso", los horteras de discoteca y los jóvenes ochenteros de la escena musical de Hollywood, los idiotas de rodeo, los tarambanas, los almuerzos benéficos, la televisión, los predicadores, los vainas, el poder financiero… Cualquiera que no se dé cuenta de que "eres lo que eres/ y es lo que hay" merece un rapapolvo zappiano, como canta en ese retrato despiadado de la era Reagan que es el doble LP You Are What You Is (1981). Relatos carnavalescos absolutamente desquiciados como la extensa, casi veinticinco minutos, comedia surrealista Billy The Mountain, óperas pop antipomposas como Joe’s Garage Acts I, II & III (1979); todo cabe en el universo zappiano, de la canción al cuento y al teatro musical, de lo cotidiano a lo político, del sexo guarro a la desmitificación de la familia americana WASP.

Un festín poético

Sí, todo cabe en la obra oceánica de Frank Zappa, pero solo si molesta a alguien, si no ¿para qué? Su música es anticonvencional, vanguardia rock o, por decirlo con un feliz concepto de Mark Fisher, modernismo popular, las letras de sus composiciones se levantan sobre los mismos patrones y ambas, música y letra, van de lo serio a la broma descarnada, del virtuosismo a la provocación, con la naturalidad de una troupe de saltimbanquis ejecutando los saltos más difíciles sin dejar de divertirse. Frank Zappa es, sin duda, uno de los más grandes artistas de la cultura norteamericana (sin distinción de géneros) de la segunda mitad del pasado siglo. Manuel de la Fuente y Libros del Kultrum nos han hecho un gran favor al acercarnos a las letras completas de su particular comedia humana yanqui, un favor que nos hará reír, porque leer a Zappa es partirse de risa en cada verso, eso sí, con un "Parental Advisory" inevitable: este libro no es para puritanos lectores "sensibles", el gran arte, ya lo saben, siempre escuece un poco.

 

* Carlos Serrato es escritor y profesor de Literatura.

Carlos Serrato

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