Plutonio en la Corte de los Leones

Desde el jueves pasado, el PSOE es un partido radiactivo. El conjunto de diputados que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez en 2023 están consultando los bajos fondos de Madrid para saber hasta dónde llega la cota de profundidad de la corrupción. La última rueda de prensa de Sánchez confirma que este gobierno se encuentra en zona desconocida. Los partidos que apoyaron su investidura también. Desde que sabemos que el juez Leopoldo Puente ordenó a la UCO investigar la contratación de obra civil pública del Ministerio de Transportes, en una pieza separada del caso Delorme, cada miércoles el Congreso es un polvorín

La Gürtel llamó a la puerta del PSOE y se instaló en el despacho de Santos Cerdán. Pedro Sánchez ha rechazado someterse a una cuestión de confianza, ha descartado una crisis de gobierno (prevista para el próximo mes) y ha retado al PP a que presente una moción de censura. Se diría que el Secretario General quiere encapsular la actual crisis celebrando un Comité Federal (fechado para el próximo 5 de julio) como si lo que ha sucedido en su partido no tuviera trascendencia en la composición de la actual mayoría en la Corte de los Leones. Aitor Esteban, el último sumotori del PNV, le ha pedido prudencia. Sabe que las mociones de censura, a veces, las carga el diablo y, lo que es peor, se ganan. 

Pedro Sánchez llegó a la Secretaría General del PSOE y a Moncloa a lomos de dos yeguas, una se llamaba Militancia y la otra Decencia. Afirma en Agenda Pública Carlos Aragonés, jefe de gabinete de Aznar y de Rajoy, el último liberal de la derecha española, hombre tranquilo y perspicaz al que conviene leer siempre, que “estamos en la conclusión de la etapa de gobierno de Sánchez, estamos en la conclusión de los móviles [que lo elevaron al poder] y del grupo dirigente que ganaron esa moción de censura y relevaron al Partido Popular”. De Militancia y Decencia ya sólo sabemos que descansan en el establo de Ferraz. Tras las últimas generales, Pedro Sánchez sólo levanta la muleta roja del miedo. O yo o Vox. 

El PSOE ha puesto a prueba el bloque de su investidura en el Congreso, quizá un bloque político tan sólido que de facto sea una alianza política que permanezca más allá de la crisis orgánica que va a experimentar

Sea como fuere, el PSOE ha puesto a prueba el bloque de su investidura en el Congreso, quizá un bloque político tan sólido que de facto sea una alianza política que permanezca más allá de la crisis orgánica que va a experimentar el PSOE. Lo sabremos en cuanto se conozcan más audios grabados por Koldo García, nuestro Villarejo, hombre vinculado a la Guardia Civil, acostumbrado a conspirar entre coimas, izas y rabizas. En los próximos días se irán presentando otros informes de la UCO. Y esa es la base de la actual desestabilización de las instituciones españolas. La realidad política, en España, se construye bajo los pies de la UCO y cada uno de sus informes se prevé más demoledor que el anterior. 

Los efectos políticos en el Congreso los podremos observar esta mañana de miércoles, en la sesión de control parlamentario, pero su verdadera profundidad, hasta dónde calarán los recelos de los partidos, sólo tomara sustancia el próximo jueves, cuando se vote en comisión la Ley de Movilidad Sostenible cuya ponencia PSOE y Sumar lograron desbloquear el pasado viernes. Mañana sabremos qué efectos ha tenido la ronda de encuentros con los partidos del bloque de la investidura y qué consecuencias tendrá la radiactividad en la alianza política del PSOE con PNV, Bildu, ERC, Junts, el BNG y Compromis. Será el jueves, sí, cuando veamos si la cuestión de confianza adquiere o no verdadera materialidad. 

Mientras tanto, la política española ha encontrado un ángulo muerto desde el que jugar la pelota. Lo sabe Pablo Iglesias. Y lo saben sus votantes. No se reunirán con el Presidente del Gobierno. Podemos ha encontrado un refugio radiactivo, mientras el resto de diputados buscan una cornisa desde la que cobijarse. Nada está cerrado con Podemos, que está jugando sus cartas para crecer, convertidos en el reservorio del ala izquierda del Congreso. El martes, en Madrid, los nubarrones arrojaron espesas gotas de plutonio y el aire se respiraba enrarecido. Al Coordinador de IU, Antonio Maíllo, le habría gustado poder decir lo mismo que Pablo Iglesias o Ione Belarra. No obstante, ha dejado algún mensaje: las medidas presentadas por Yolanda Díaz tras reunirse con Sánchez le han resultado insuficientes. Se diría que Maíllo hablaba embarnecido por el espectro de Julio Anguita. Piensa que el PSOE no está implicado en la corrupción, pero no descarta ningún escenario, ni siquiera la cuestión de confianza.  

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