LA GUILLOTINA

Una UCO patriótica

Acaba de dimitir el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez, mano derecha del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Ha caído con los brazos cruzados. Dicen en el Gobierno que deja el puesto por motivos personales. La UCO patriótica aprieta. Demasiada tensión en el ministerio. Lo llevamos advirtiendo desde hace ocho meses. Pero no espabilan.

Pérez ha sido mano derecha de Marlaska desde la llegada de Pedro Sánchez al poder tras la moción de censura de la que ahora se cumplen siete años, en junio de 2018. Es el secretario de Estado que lleva los asuntos más delicados del Ejecutivo, con la obligación de dirigir tanto a la Guardia Civil como a la Policía. La Guardia Civil caminera está pasando de pronto por la vida española, las televisiones, los digitales, las redes sociales y ahora el Ministerio del Interior. A partir de José Luis Ábalos, hemos venido descubriendo y alertado desde hace ocho meses de la existencia de una UCO patriótica, un GAL sin muertos (todavía) que arroja informes como cal viva sobre ministros y cargos del PSOE y ahora se ha llevado por delante al secretario de Estado de Seguridad. Son mandos intermedios, la mayoría cesados, una bizarra hueste de pigarras que aún no se han tatuado la calavera en el pecho (ni piensan hacerlo) para tumbar a Pedro Sánchez del gobierno.

«Aciertas. Es una policía patriótica en la Guardia Civil y Marlaska ha perdido al menos cuatro años. Lo advertí en 2020 durante la pandemia. Les alerté de lo que se estaba cocinando y me desoyeron. No me hicieron caso», me contaba José Luis Ábalos hace unos meses. El informe no ha sido desmentido por nadie y hoy lo vemos integrado o disperso en los recursos que el exministro dispara desde su despacho de abogados.

Algunos de esos mandos de la UCO patriótica recibieron la llamada del IBEX35 hace cinco años. Uno de ellos fue el coronel Sánchez Corbí, cesado por Marlaska, quien terminó sus días como Jefe de Seguridad en Acciona, justo cuando la compañía comenzaba a tener problemas en el caso Azud, donde, según el diario El País, se investigaba el pago de mordidas por operaciones y contratos vinculados al Ayuntamiento de València en los años en los que fue gobernado por Rita Barberá (fallecida en 2016).

Sánchez Corbí fue condenado en 1998 por torturas, indultado por Aznar y, tras ser apartado de la UCO por Grande-Marlaska, abandonó el instituto armado para fichar por la empresa Acciona. En la Guardia Civil también hay puertas giratorias.

Guardias civiles en un coro de ángeles con sexo verde aceituna. Guardias de la UCO patrióticos y decadentes, viejos y crueles. En esta Unidad, órgano central del servicio de Policía Judicial de la Guardia Civil, se dedican a investigar y perseguir las formas más graves de delincuencia y crimen organizado. Delitos económicos, tráfico de drogas, blanqueo de capitales, homicidios y secuestros, delitos telemáticos, tráfico de armas o tráfico de seres humanos. ¿Qué sucede cuando ese monstruo se dirige contra el PSOE?

En 2022, Ignacio S. Galán nombró a uno de los hombres más relevantes de la Guardia Civil que había pasado por la UCO. Se trataba de José Miguel Gordillo, quien sustituía a Antonio Asenjo como jefe de Seguridad de Iberdrola, tras su imputación en el caso Villarejo a finales de 2019. Gordillo es especialista en el uso de medios tecnológicos para investigar delitos. Tras pasar por la UCO, también estuvo destinado en el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado. El ex guardia civil es reconocido como un hombre de derechas, amigo de Sánchez Corbí y buen conocedor de la clase política, económica y empresarial española, con contactos también en la diplomacia.

Espabila, Marlaska, espabila. Buena falta nos va haciendo porque, en plena guerra de la mierda, cuando los media se ensombrecen de greguería sucia y cohecho, cuando la malversación se convierte en mesa redonda (que no cama) y el golpe blando en asignatura, se ha cruzado una UCO patriótica, nacida al albur de la Operación Catalunya, que emite en una frecuencia donde todo suena a música dodecafónica y a bulo de putas y tetas que contaminan la capa de ozono político.

Espabila, Marlaska, espabila. Buena falta nos hace porque, en plena guerra de la mierda, cuando los media se ensombrecen de greguería sucia y cohecho, se ha cruzado una UCO patriótica

El 6 de octubre de 2023, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, recibía al Coronel Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, Diego Pérez de los Cobos, restituido en su cargo tras su cese "por falta de confianza”. Durante el encuentro, en la Real Casa de Correos, sede del Ejecutivo autonómico, antigua casa de torturas de la Brigada Político Social, Díaz Ayuso le trasladó su agradecimiento por el trabajo que desempeñan los cerca de 5.000 agentes de la Benemérita en la región. Como ya es sabido, Pérez de los Cobos fue destituido por el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, por "perdida de confianza", tras negarse a proporcionar información judicial secreta. El comandante no quiso desvelar las pesquisas sobre la manifestación del 8-M, celebrada a las puertas de la pandemia, que seguía un juzgado.

Paloma de los Cobos es responsable de marketing y comunicación de Acciona. «¡Batalla ganada! Eres todo un ejemplo de valentía, lucha, sacrificio y sentido de Estado. ¡Te lo mereces, papá!», publicaba la hija del comandante en el perfil de una red social. «¡Qué orgullosa estoy de ti! El Supremo hace justicia y España está contigo», aseguraba en su breve escrito tras conocerse la sentencia del Tribunal Supremo que restituía a su padre.

Cuando Aldama, Caballo Loco Peinado o Flecha Rota Hurtado nublan la actualidad, cuando volvemos al puritanismo de la derecha/izquierda, cuando Richard Sennett dice que «las ciudades están condenadas a ser grises», irrumpe una UCO patriótica que vigila móviles e intercepta comunicaciones privadas. Hemos pasado de la Brigada Político Social a este clan de carabineros que nos habla de un poder instituido disfrazado de fuerza legal y sospecha, como en un policiaco italiano sucio y marginal que revienta a girones, cada día, nuestra democracia.

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