GASTO MILITAR
El Gobierno busca cómo aumentar el gasto militar sin que Sumar tenga que apoyarlo en el Congreso

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha removido todo el planeta. Los primeros terremotos llegan en forma de aranceles y deportaciones. Pero hay una placa tectónica que se mueve ya con fuerza y que tendrá reverberaciones en todo el mundo: la presión para aumentar el gasto militar. Y en el foco están especialmente los países que pertenecen a la OTAN y a la Unión Europea.
En este debate el foco apunta mucho a España, que es el país que tiene un menor gasto dentro de la OTAN en Defensa, con un 1,28% respecto al total de su PIB. Una partida que debería aumentarse, según el compromiso actual, hasta el 2% (con el horizonte temporal puesto por el país en 2029). Pero incluso ese objetivo es escaso para la nueva administración norteamericana, que apunta incluso a un 5% (algo que no cumple ni el propio Estados Unidos).
El Gobierno es consciente del complicado escenario al que se enfrenta, marcado además por los conflictos internacionales en Europa y a sus puertas con las guerras de Ucrania y Gaza. Y, además, la geopolítica está marcada por un mapa en Occidente dominado por las fuerzas de derecha y de ultraderecha. A la vuelta de Trump al poder de Washington se suma una nueva Comisión Europea escorada claramente hacia la derecha y con partidos conservadores cada vez más devorados por los discursos de la extrema derecha.
Un enrevesado puzle en el que es muy importante además la pieza nacional, con una sociedad poca dada a las arengas militaristas y con un Gobierno de coalición en el que el PSOE cohabita con Sumar, una fuerza que rechaza los incrementos en Defensa. A la vez que los apoyos parlamentarios son difíciles y la mayoría de los diputados progresistas no están por la labor de ese incremento (mirando especialmente a formaciones como Podemos, ERC, Eh Bildu y el BNG).
Sánchez y la parte socialista tratan de mantener ese delicado equilibrio y evitan cualquier declaración que pueda soliviantar, por un lado, a la administración de EEUU y la OTAN y, por otro, a los socios progresistas. La semana pasada el presidente del Gobierno se reunió en el Palacio de La Moncloa con el nuevo secretario general de la organización atlántica, Mark Rutte, al que conoce mucho de su época al frente del Ejecutivo de los Países Bajos.
En aquella cita, el presidente español remarcó el compromiso de llegar al 2% del PIB en gasto en defensa en 2029, a la vez que insistió en que el país es un “aliado serio, responsable y comprometido con la Alianza”. En esa reunión, como viene defendiendo el Gobierno ante los otros países, el jefe del Ejecutivo recordó que España es el tercer aliado que más ha incrementado su gasto en defensa en la última década, en concreto en un 70 %, y enfatizó que la seguridad va más allá de ese gasto.
El Gobierno, como hizo Sánchez ante Rutte, siempre pone de relieve su participación en todas las principales misiones de la OTAN, además de que España se encuentra entre los primeros diez contribuyentes en gasto absoluto en defensa. Asimismo, es el primer aliado en porcentaje de gasto de defensa en operaciones, casi diez veces por encima de la media. El debate dentro de la organización llegará a su máximo nivel en la reunión que tendrán los integrantes en el mes de junio en La Haya, donde incluso algunos socios hablan ya de subir el compromiso del 2% al 3%.
El debate europeo
También la idea que lleva tiempo transmitiendo el Ejecutivo es que no se trata de gastar más, sino de hacerlo mejor. Un mensaje que el propio Sánchez llevó a la reunión que tuvo lugar este lunes en Bruselas de manera informal por parte de los líderes europeos, pilotada por el portugués António Costa y con la invitación especial a Keir Starmer, primer ministro del Reino Unido.
A puerta cerrada, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, planteó la posibilidad a los miembros de la UE de relajar las reglas fiscales para que los Estados puedan incrementar su gasto militar. Eso supone dar más margen para cumplir los objetivos, pero también permite aplazar el debate de fondo de una política militar conjunta por parte de la UE, un tema que no se quiere abordar de lleno ahora mismo por la sensibilidad que tiene en el mapa político de Alemania, que está a punto de votar en unas elecciones anticipadas el próximo 23 de febrero.
La Comisión Europea presentará en marzo a los socios sus propuestas sobre esta cuestión, en un momento, además, donde esa flexibilidad puede chocar con las exigencias fiscales de una UE que quería reducir deuda tras el gasto extraordinario de los fondos de la pandemia y después de unas elecciones continentales dominadas por la derecha. Con otra idea compartida: la necesidad de que la industria de defensa del continente se refuerce frente al dominio de terceros países. De la reunión también salió la posible creación de un fondo para gasto militar, un punto en el que no está de acuerdo España, según recogió Alexandre Mato para infoLibre después de la cita en Bruselas. El Gobierno asimismo quiere que ese englobe en el cálculo del gasto por los aliados algunos conceptos como ciberseguridad o las amenazas terroristas.
Cómo proteger la coalición ante el debate militar
El ala socialista del Gobierno español, que tiene las carteras de Defensa y de Asuntos Exteriores, se ha comprometido a aumentar hasta el 2% ese gasto hasta 2029. Pero la partida se complica más al no tener por el momento aprobado un proyecto de presupuestos generales. Las cuentas dependen en estos momentos del futuro apoyo de Junts, que no hablará de su voto hasta que no se cierre el traspaso prometido a la Generalitat de Cataluña en materia de migración. Carpeta a carpeta, dicen los posconvergentes.
Si el Gobierno no consigue sacar los presupuestos, no obstante, tiene margen para poder hacer incrementos en el gasto en el Ministerio de Defensa en aras de cumplir con la OTAN y sus socios. La situación no es nueva, pues ya se experimentó el año pasado. Entonces, el Ministerio de Hacienda articuló la fórmula de las ampliaciones de crédito. Esto se hizo, por ejemplo, en un acuerdo del Consejo de Ministros para invertir 471,84 millones de euros para “operaciones de mantenimiento de la paz”.
Otro de los puntos a resolver, si hay presupuestos, es cómo afrontar un enfrentamiento entre el PSOE y Sumar, que está en contra de ese incremento. Según fuentes del Ejecutivo, se van a buscar fórmulas para salvar esos escollos, haciendo que los de Yolanda Díaz no tengan que votar en el Congreso esas subidas y se proteja de esta manera la coalición progresista.
Esta vía no es nueva en la coalición y ya se ideó en la pasada legislatura cuando estaba en la coalición Unidas Podemos, donde se trabajó internamente por parte del ala morada y del equipo de María Jesús Montero, según fuentes del Gobierno, para buscar una fórmula de aumento del gasto. De esa manera, se sacó una parte del incremento de la votación del techo de gasto que llevó el Ejecutivo a las Cortes, mientras que posteriormente se hizo ese aumento a través del Consejo de Ministros bajo la fórmula de programas especiales de defensa con modificaciones del límite de gasto concedidas por Hacienda al departamento que dirige Margarita Robles.
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Se hizo, por ejemplo, en las reuniones del Consejo de Ministros del 12 de septiembre y del 3 de octubre de 2023, con la aprobación, bajo la propuesta de Hacienda, de modificación del artículo 47 de la ley general presupuestaria a fin de permitir compromisos de gasto de Defensa en diferentes programas en los ejercicios de 2024 a 2037.
El ala socialista también en los últimos años se ha separado de sus socios de Gobierno en algunas votaciones, donde se ha aliado con el Partido Popular en temas de defensa y el incremento del gasto. En el verano de 2022 el PSOE respaldó una moción presentada por los populares para ratificar la apuesta por subir hasta el 2% el gasto, con el voto también de Cs y los diputados de derechas del Grupo Mixto. En ese momento, rechazaron el texto los miembros de UP, el resto de grupos de izquierda y Junts. Se abstuvieron Vox y el PDeCAT y en el PNV no participó.
Preguntada por las subidas en gasto militar en la rueda de prensa del martes tras el Consejo de Ministros, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, defendió una política europea de defensa propia y advirtió de que el debate “no va de incrementar el presupuesto”. Añadió al hilo: "Nuestra posición es conocida y yo creo que es compartida en el Gobierno de España y es que necesitamos dar respuestas que generen certidumbre, seguridad y aliento a un proyecto europeo que tiene que ganar fuerza". "Europa tiene que despertar, tiene que resituarse. Necesita un proyecto europeo de defensa con perfil propio", subrayó.