
En julio de 2022, la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que precisamente este miércoles recibirá la Nécora de Oro en Galicia por su labor antidroga, interceptaba un cargamento de una tonelada de cocaína en la playa de La Aldea, un enclave rocoso de Las Palmas de Gran Canaria. Los investigadores ya habían detectado en aquel momento la infiltración del Primeiro Comando da Capital (PCC), probablemente la organización criminal más poderosa de Brasil, en el archipiélago, con un único objetivo: controlar la entrada de droga y utilizar las islas como puente y puerta de entrada de la droga hacia Europa. Y lo consiguieron durante algún tiempo.
Pero las pesquisas continuaron. La Guardia Civil, la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), las autoridades francesas y la Policía Federal de Brasil comenzaron a compartir información, hasta tener claro que existía una gran organización criminal con base en el país sudamericano que estaba enviando grandes alijos en embarcaciones hacia la costa occidental africana, desde el Golfo de Guinea hasta el entorno de las islas de soberanía española. Varias embarcaciones fueron controladas por las autoridades desde entonces hasta ahora, la más importante de ellas la que incluyó el decomiso de 3.000 kilos de cocaína a bordo del velero Lobo IV cerca de costas africanas, en un operativo desarrollado por un barco de guerra de Estados Unidos.
En paralelo, la Armada francesa ejecutó otras aprehensiones relacionadas con la organización que ahora ha sido desmantelada en origen, todas ellas en la misma zona del Atlántico Oriental. Y al frente de la misma, según aseguran medios brasileños, se situarían, directamente o a través de personas interpuestas, dos hombres fuertes del PCC: los hermanos Levi Adriani Felício, alias Más Viejo, y Rodrigo Felício, alias Tico. El primero de ellos fue arrestado en Paraguay en 2019 (en ese país se produjo otro arresto esta semana relacionado con la organización) y ambos han sido relacionados con el envío de la droga en el Lobo IV.
Además de veleros, que se camuflan perfectamente entre el tráfico marítimo que recorre la ruta hacia Sudamérica aprovechado los vientos alisios, la red desmantelada también utilizaba barcos pesqueros, al tiempo que captaba a marineros, muchos de ellos trabajadores del mar, para realizar los viajes transoceánicos sin levantar sospechas. Una vez cerca de costas africanas o de las Islas Canarias salían a su encuentro lanchas rápidas —las famosas narcolanchas— para realizar la parte final del viaje y la introducción de la cocaína en tierra.
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Con todos estos indicios, la Policía Federal lanzó en la mañana de este martes la Operación Narco Vela, destinada a desmantelar la organización criminal "enfocada al tráfico internacional de drogas, especialmente hacia los continentes europeo y africano, con el uso de equipos satelitales y embarcaciones capaces de atravesar el océano como barcos y veleros".
Más de 300 efectivos de la Policía Federal y 50 de la Policía Militar del Estado de São Paulo están ejecutando desde el martes cuatro órdenes de prisión preventiva, 31 órdenes de prisión provisional y 62 órdenes de registro, emitidas todas ellas por un Juzgado Federal de Santos, en los Estados de São Paulo, Río de Janeiro, Maranhão, Pará y Santa Catarina. En esta última fase no se reportaron detenciones en España, pero sí en Paraguay, en Estados Unidos y en Italia, de personas vinculadas a la red criminal transnacional.
Además de las detenciones y los registros, la Justicia Federal también ordenó el bloqueo y la incautación de bienes por un valor de hasta 1.320 millones de reales brasileños, el equivalente a 200 millones de euros, lo que da una muestra del poder económico de la red criminal investigada. Coches de lujo y armas fueron también requisadas el día de la acción policial.