La sequía se invierte: en España sobra agua mientras sus socios europeos sufren la peor primavera en décadas

El embalse de El Atazar vierte por primera vez en más de 30 años por sus aliviaderos, el 20 de mayo de 2025, en Madrid.

El buen estado de los pantanos en España contrasta con la intensa sequía que sufre el resto del continente. Las históricas lluvias de marzo en el centro de la península han dejado los embalses del país muy por encima de la media de la década, con la cuenca del Tajo incluso en máximos históricos de almacenamiento. Paralelamente, Reino Unido sufre la peor sequía de este siglo y el 28% del territorio de la Unión Europea está en riesgo, según la Comisión Europea, con registros preocupantes en el centro y el este del continente.

Copernicus, el programa europeo de monitorización del clima, recoge que a finales de abril prácticamente toda la Unión estaba en "alerta por sequía", salvo España, Italia, el sur de Francia y la región de los Balcanes. Entre los países más afectados se encuentran Polonia, Rumanía, Bulgaria, Suecia, Turquía, Dinamarca, Irlanda, Bélgica y buena parte de Francia y Alemania.

La agencia meteorológica alemana calcula que durante el mes de abril llovió el 53% de lo normal. Si se toma el periodo de comienzos de febrero a mediados de abril, ha sido el periodo más seco de la historia de Alemania, con registros que se remontan a 1931. Por su parte, Reino Unido va camino de cerrar la primavera más seca de este siglo y una de las cinco más secas desde que comenzaron los registros, en 1931. En el extremo norte de Francia, en la región Hauts-de-France, también ha sido el primer trimestre más seco desde 1959.

Estos datos evidencian que la buena situación por la que pasa España —el tercer marzo más lluvioso de la historia— es puntual. Los embalses están, de media, al 77,5% de su capacidad, 14 puntos por encima de la media de la década, y en seis comunidades, alrededor del 90%.

Esta imagen contrasta con los cuatro años seguidos de sequía hidrológica registrados en la costa mediterránea, Baleares y Canarias. En 2023 también tuvo lugar una primavera extremadamente seca, con las menores precipitaciones para un abril desde que comenzaron los registros en 1961. Incluso algunas zonas del sureste de la península ni siquiera se han librado este año, y algunos puntos de Almería, Murcia y el sur de la Comunitat Valenciana están en alerta amarilla y naranja estos días, según el Observatorio Europeo de la Sequía.

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Julio Barea, responsable de Agua en Ecologistas en Acción, recuerda que lo que ha ocurrido este año "es una situación poco habitual" y no debe trasladar la falsa idea de que la sequía ha quedado atrás. "No debemos quedarnos con la idea equivocada, pero está claro que una primavera así hace que la sociedad se relaje. Si no se hacen campañas institucionales, nos olvidamos, pero no podemos ignorar que vivimos en un país seco", señala el experto.

Los datos satelitales recopilados por Copernicus también evidencian que la escasez de lluvias en el centro de Europa ya se traduce en una reducción de la humedad del suelo, lo que podría derivar en problemas para las cosechas. Claas Nendel, experto agrícola de la Universidad de Postdam, explicó el mes pasado en un informe del servicio meteorológico alemán que las tierras de Polonia, Bielorrusia y Ucrania, tres de los mayores productores de Europa, están en una situación "tensa". "Una posible mala temporada de cereales debido a una intensa sequía podría tener un impacto significativo en el mercado mundial de cereales", añadió.

También hay decenas de ríos en esa región en "riesgo de sequía muy alto", como en el indispensable río Rin, que atraviesa seis países europeos y que supone una arteria para el movimiento de productos industriales. "Tras un invierno y una primavera secos, la reducción del caudal ya está afectando a la navegación fluvial en el curso medio del Rin", recogen los técnicos de Copernicus en su análisis del mes pasado. A mediados de abril, la profundidad a su paso por Colonia era de 1,54 metros, la mitad de su nivel habitual en esas fechas. La situación recuerda al verano de 2022, cuando el Rin alcanzó un mínimo histórico que puso contra las cuerdas a los fabricantes alemanes.

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