La Comisión Europea propone prohibir la compra de gas, petróleo y uranio a Rusia antes de 2028

Vista de la planta regasificadora de Saggas, a 6 de octubre de 2022, en Valencia.

Pese a los vaivenes del sector energético de los últimos años, Bruselas mantiene el rumbo. El equipo de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, presentó este martes un plan para romper los lazos con Rusia en gas, petróleo, productos refinados y uranio, una medida histórica que no será fácil de implementar. Estas materias primas son indispensables para mover millones de vehículos y alumbrar a hogares y empresas, y podría suponer a corto plazo un encarecimiento de la energía, aunque a largo impulsará la independencia europea y la implantación de las renovables.

El comisario de Energía, Dan Jørgensen, dijo este martes que Rusia ha utilizado sus exportaciones energéticas para chantajear a Europa y financiar su guerra en Ucrania y que es indispensable romper con este comercio. "Incluso aunque hubiera un acuerdo de paz mañana, no podemos seguir siendo dependientes de Rusia", añadió. Para justificar la decisión, puso cifras a estas importaciones: "Desde febrero de 2022 hemos gastado más dinero comprando energía a Rusia, que apoyando a Ucrania". Solo el año pasado, la UE compró a Moscú 23.000 millones de euros en energía.

La principal meta del plan será que el 1 de enero de 2028 esa cifra caiga hasta los cero euros. Antes de esa fecha, las compañías energéticas europeas tendrán que haber rescindido sus contratos para comprar gas natural a largo plazo con su homóloga rusa Novatek, acuerdos que en la actualidad llegan hasta 2041. También tendrán que buscarse nuevos proveedores de petróleo, uranio y uranio enriquecido. Estos dos últimos productos serán los más difíciles de sustituir, según reconoce la Comisión.

Deshacerse de los combustibles rusos no será tarea sencilla, pero desde luego es el mejor momento para lograrlo. La guerra en Ucrania ha provocado una caída muy brusca de las compras energéticas a Rusia, de manera que el trabajo más difícil ya se ha hecho, aunque haya sido a costa de los consumidores, que han sufrido altos y altísimos precios de la energía en los últimos tres años. Si en 2021 el gas ruso representaba el 41% del total, en 2025 es el 13%. El petróleo ruso ha pasado del 27% del total al 3%.

El problema es que la presentación de este martes es por ahora un texto vacío de concreción. Si Bruselas ha esperado tanto para prohibir por completo la importación de gas ruso es porque los contratos a largo plazo están en teoría blindados y las compañías europeas que los firmaron podrían exponerse a demandas milmillonarias si los rompen de forma unilateral. Parece que la Comisión ya ha encontrado una estrategia legal para burlar estas cláusulas, pero todavía no la ha desvelado.

"El paquete completo es muy complejo y se publicará el mes que viene", señaló el comisario. En todo caso, "legalmente, las compañías podrán alegar motivos de fuerza mayor y no serán responsables, esa es la conclusión de nuestros servicios jurídicos y ese es el mensaje que queremos lanzar a las empresas [europeas]", añadió.

Ignacio Urbasos, analista energético del Real Instituto Elcano, cree que la propuesta es acertada por los tiempos que marca. "Creo que es viable porque han decidido esperar a 2027. Las voces más críticas pedían cancelar ya los contratos de gas, pero eso es muy precipitado. El problema es que esto es, por ahora, una comunicación y hasta que no veamos el texto final no sabremos si las empresas europeas podrán esquivar los tribunales de arbitraje", opina el analista en declaraciones a Infolibre.

Durante la presentación del plan, el comisario negó que prohibir el comercio con Rusia vaya a encarecer la energía en el continente y Urbasos cree que su impacto será muy limitado. "Sustituir el petróleo y será muy fácil, y en gas licuado solo habrá que encontrar nuevos proveedores, quizás pagando algo más. Es posible que veamos un pequeño incremento en el coste del gas", explica.

Una vez que la Comisión presente formalmente las propuestas legislativas, nueve en total, tendrán que ser aprobadas por los Estados miembros por mayoría cualificada, de manera que pequeños países como Hungría no podrán frenar la reforma, como ha intentado hacer con las sanciones a Rusia en el pasado.

La hoja de ruta también tendrá medidas a corto plazo con obligaciones para 2025. La principal será que antes del 31 de diciembre de este año, las energéticas europeas tendrán que deshacerse de sus contratos a corto plazo para comprar combustibles rusos, los conocidos como contratos spot. Consisten en acuerdos puntuales para comprar cargamentos y su desaparición supondrá un cambio determinante en el sector porque un tercio del gas que compra Europa a Rusia se vende ahora en spot.

Planes nacionales en los próximos meses

Antes de 2026, los Estados miembros también estarán obligados a elaborar planes nacionales para deshacerse de los combustibles rusos y tendrán que remitirlos a la Comisión Europea para que los evalúe. En las próximas semanas, los Gobiernos tendrán que enviar, además, información sobre cuáles son los contratos a largo plazo que tienen las empresas de sus países con Rusia, de cara a elaborar la estrategia jurídica que sostendrá la futura normativa.

Las energéticas españolas importaron en 2024 más de 2.000 millones en gas y petróleo de Rusia

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El plan de la Comisión, en realidad, no es nuevo. La ruptura con la energía rusa ya se anunció en mayo de 2022 como parte del plan RePowerEU. Pero su confirmación es uno de los mayores anuncios de la historia del sector energético europeo. Rusia, antes parte de la URSS, ha sido un socio energético indispensable para el viejo continente desde finales de los años seseinnta, cuando comenzó a exportar gas a Austria, Italia y Alemania Occidental. Décadas antes, ya vendía petróleo a países de todo el continente.

Antonio García, investigador de gas y petróleo de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), opina que este paquete legislativo tendrá repercusiones muy profundas a largo plazo. "Desde luego va a suponer un cambio en la geopolítica de la energía porque Rusia no va a dejar de vender. Creo que se reforzará el tándem entre Rusia, China y los tigres asiáticos. El mercado se polarizará todavía más", argumenta.

El impacto de esta hoja de ruta será profundo en varias empresas europeas, principalmente en TotalEnergies (Francia), Naturgy (España) y SEFE (Alemania). Según un reciente análisis de Ignacio Urbasos, son las únicas tres empresas europeas con contratos a largo plazo de gas con Rusia. Naturgy tiene un contrato para importar 3.500 millones de metros cúbicos gas licuado ruso cada año hasta 2038. La fórmula del contrato (take or pay) hace que Naturgy esté obligada a pagar por la mercancía, incluso aunque la rechace, y esa cláusula es la que tienen que esquivar ahora los abogados que trabajan en la Comisión. SEFE tiene una exposición de 4.200 millones de metros cúbicos al año y TotalEnergies de 7.000 millones.

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