Amor e incertidumbre
El gran amor - Andrés García Cerdán
Visor (Madrid, 2025)
El gran amor, con el que Andrés García Cerdán se ha alzado con el Premio Generación del 27, puede leerse como una destilación de la particular estética que el autor ha ido forjando en entregas previas: una dicción en la que se ensamblan aspereza y ternura, una concepción de la escritura como ejercicio de buceo en la oscuridad —no en vano, su anterior poemario se titulaba Equipos de respiración subacuática (2023)— y una ciclogénesis explosiva de mitos culturales donde comparecen referentes literarios, "malditos" de cabecera y rockeros inmortales. Si bien estos ingredientes siguen formando parte de la receta de El gran amor, el autor parece haber encontrado aquí la proporción exacta que requería su fórmula. A pesar de que el libro se divide externamente en dos apartados (La anunciación y Mentiras, mentiras), estamos ante un conjunto que mantiene una sostenida armonía en el tono y los motivos escogidos. Entre los nuevos temas que atraviesan los versos destaca la recién estrenada paternidad y los primeros pasos vitales de Teo, que irrumpe como estrella invitada en varias composiciones.
La aleación entre una palpitante poética de la mirada y una exigente pesquisa verbal se aprecia asimismo en aquellas piezas que constatan la continuidad entre el mundo exterior, la experiencia cotidiana y el apunte metapoético. Diversos poemas de la primera parte responden a esta búsqueda: de ello dan ejemplo la metafísica del hueco defendida en El agujero, que transforma un jersey viejo en emblema de la desposesión; o el extraordinario Surfing La Manga, un retablo distópico en el que convergen la crítica del expolio medioambiental y la resemantización del tópico de las ruinas en clave urbanizable: "cubos de basura", "hoteles desiertos", peces "heridos de fosfatos". El réquiem ecológico por ese mar que agoniza propone una actitud vigilante en la que adquieren protagonismo los pequeños gestos. Dos pruebas son Mira, Teo, que sigue el baile de un gorrión sobre "los semáforos, en la fachada / de Hacienda", y "Miguel de Molinos, 2023", donde la lectura de la Guía espiritual del teólogo quietista se ve interrumpida por imperativos domésticos: "Cerré las páginas, / tendí la ropa de la lavadora".
Y aunque ya Claudio Rodríguez había cantado a un gorrión en Alianza y condena y José Ángel Valente había prestado su voz a Miguel de Molinos en Una oscura noticia, García Cerdán se aleja de la enseñanza de ambos modelos para acogerse a una ética portátil. Así se observa también en las estampas más estrictamente paisajísticas, como Gradaciones del verde, San Juan de Luz, Los cedros, Libélula o Tras la lluvia, en las que la viñeta descriptiva se ajusta a la lección moral o al repliegue introspectivo.
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Como se ha dicho, no hay una cesura entre las dos secciones del volumen. Sin embargo, en el segundo apartado se dan cita los homenajes a los maestros literarios —Rimbaud en Piedras, Tranströmer en La invención del norte, Jon Fosse en Blancura— y la apertura al tablero geopolítico global. El compromiso compasivo que adopta el escritor sobrevuela los campos de refugiados (Temporada de huracanes), denuncia la impunidad de los crímenes que está sufriendo el pueblo palestino (Bilah Saleh) o se sirve de un mamífero africano como metáfora de la persecución que padecen los individuos albinos en ciertas latitudes (Impala). La gravedad de estas composiciones —cuyo epítome es El casco ibero, un poema arqueológico sobre el instinto de barbarie inherente al ser humano— se contrapone a la escena familiar de Little Wing, cuyo título proviene de una canción de Jimi Hendrix. Al final de esta secuencia, asistimos a la creación de un idioma infantil construido con gestos y miradas: un lenguaje que "atraviesa la luz del mediodía / para decirnos / a todos / (también a ti que lees) / que estamos vivos".
Reflexivo como siempre y vitalista como nunca, Andrés García Cerdán no solo entrega en El gran amor el que probablemente sea su mejor libro hasta la fecha, sino también el testimonio de una escritura capaz de suturar lo público y lo privado.
* Luis Bagué Quílez es escritor y crítico literario.