UNIÓN EUROPEA

Los bombardeos en Irán y la falta de sanciones a Israel confirman la irrelevancia de la UE en Oriente Medio

Varios ministros durante el Consejo Europeo de Asuntos Exteriores en Bruselas, Bélgica, el 23 de junio de 2025.

La rápida evolución de los acontecimientos en Oriente Medio vuelve a dejar a la Unión Europea descolocada, a rebufo de las acciones de los Estados Unidos e Israel y mostrando una vez más su escasa influencia en un región que es su patio trasero, donde se juega la estabilidad económica por el petróleo, gas y el tráfico de mercancías marítimas y también potenciales crisis de refugiados que afectarían a sus territorios, como la vivida entre 2015 y 2016.

Europa llegaba a esta importante semana de junio con dos importantes Cumbres, la primera de la OTAN en La Haya frente a Donald Trump y, posteriormente, la Europea a 27, con muchos frentes abiertos, desde la guerra comercial a la de Ucrania pasando por el problema interno que supone debatir entre todos los Estados Miembros las vulneraciones flagrantes de derechos humanos por parte de Israel. Pero no esperaba estar a las puertas de lo que puede ser un conflicto total en la región de Oriente Medio a cuenta del programa nuclear de Irán.

Los cálculos de las altas autoridades europeas se han visto superados por los acontecimientos. Estados Unidos se sumó este fin de semana a los bombardeos iniciados por Israel contra las instalaciones nucleares iraníes y ahora el régimen de los ayatolás amenaza “con acabar la guerra” iniciada por Washington. Mientras, en Bruselas los ministros de Exteriores y la diplomacia comunitaria realizan llamadas vacuas a la contemporización, la desescalada y las negociaciones.

“A los líderes europeos les gustaría que la guerra no continuase, que los Estados Unidos no se involucrasen más”, reconoce una alta fuente del Consejo Europeo. Pero la realidad es que sólo el primer ministro británico, Keir Starmer, y el presidente francés, Emmanuel Macron, fueron informados de la acción militar ordenada por Trump. Y en la Cumbre Europea del jueves sólo se sentará el segundo de esos dos dirigentes, lo que revela una vez más el ninguneo de la Casa Blanca.

La UE, sin voz sobre Irán

La política emprendida por la Administración Trump que está precipitando los acontecimientos en Oriente Medio es claro ejemplo del olvido al que somete a la diplomacia comunitaria. La semana pasada en Bruselas el equipo de la Alta Representante, Kaja Kallas, celebraba que tras los primeros ataques de Israel contra Irán la estonia había estado “en contacto estrecho con todas las partes relevantes, incluyendo una llamada con el Secretario de Estado, Marco Rubio el 16 de junio”, según una fuente comunitaria. En la madrugada del sábado al domingo, Estados Unidos atacaba Irán y Kallas no era informada por Rubio.

El mismo viernes, la política estaba en Suiza para participar en la mesa negociadora mientras la Administración Trump ocultaba sus verdaderas intenciones militares. Y en el equipo de Kallas destacaban en privado que “el hecho de que la Alta Representante esté en Ginebra muestra que la UE tiene un claro rol en estos esfuerzos diplomáticos para conseguir una desescalada, volver a la diplomacia y a la mesa de negociaciones y tener un acuerdo” de desnuclearización de Irán. Esta fuente comunitaria insistía que un pacto entre Teherán, Washington y la comunidad internacional era “la única forma de obtener una solución duradera y definitiva a esta cuestión”.

Ahora en la Comisión Europea esgrimen que “la UE no cuenta con ejército”, como el motivo para no haber sido informados. Porque tampoco lo fue la presidenta Úrsula von der Leyen, ni el del Consejo Europeo, Antonio Costa, quien podría haber mantenido una teleconferencia privada con los líderes de los 27 para comunicarles lo que pasaba en Oriente Medio.

“Los europeos hablamos con los iraníes”, insiste una alta fuente del Consejo, “tenemos un importante rol que jugar y la posición de los Estados Miembros es una salida diplomática”. Pero el problema es que Estados Unidos no habla con la UE sobre Irán y que ahora la República Islámica no va a sentarse a negociar sobre su programa nuclear.

La división política entre los 27 agrava esta situación. Sobre Irán, hay países que cierran filas con Washington y Tel Aviv. Para el principal socio del este, Polonia, la UE “ha hecho todo lo que estaba en su mano para prevenir una escalada del conflicto entre Irán e Israel”, según su ministro de Exteriores. Sin tender una alfombra roja a la intervención militar sinoamericana, Francia, la segunda potencia comunitaria y única con arsenal nuclear, es también receptiva a las operaciones militares.

“Ya lo habíamos dicho muchas veces”, reafirmó Jean-Nöel Barrot, titular galo de Exteriores, “el programa nuclear iraní constituye un riesgo existencial para Israel, para la región y también para Francia y Europa. Y también habíamos dicho muchas veces que el programa balístico iraní generaba riesgos para el territorio nacional francés y europeo”, en una clara muestra de la preferencia a frenar militarmente lo que supuestamente no se podía haber conseguido en las negociaciones de Suiza.

Kaja Kallas se pone de perfil sobre Israel

Este lunes también fue elocuente sobre la ausencia de una voz europea en Oriente Medio el debate mantenido por los ministros de Exteriores de los 27 sobre la revisión del Acuerdo de Asociación con Israel. Tras meses de presiones lideradas por España e Irlanda, finalmente 17 países habían impuesto en la anterior reunión que la Alta Representante Exterior, Kaja Kallas, evaluase el cumplimiento de los derechos humanos por parte de Israel según las cláusulas exigidas en ese extenso acuerdo de relaciones políticas y económicas.

El pasado viernes, la diplomacia comunitaria concluyó que había indicios de que en su guerra contra los palestinos Israel había violado los derechos humanos. Y Kallas, tras presentarlo a las capitales, debía escuchar este lunes las medidas demandadas por los ministros como respuesta.

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Representantes como el español José Manuel Albares fueron claros en Bruselas. Pidió “ser valientes para defender el derecho internacional” ante “la violación flagrante de los derechos humanos en Gaza por parte de Israel” y exigió “la suspensión inmediata del acuerdo de asociación y un embargo de armas por parte de la UE a Israel”. La ministra eslovena Tanja Fajon, otra de las más críticas, concretó “sanciones comerciales” o “la congelación de partes del Acuerdo de Asociación” y la responsable de Suecia también elevaba la cuestión humanitaria asegurando que “Europea no puede quedarse como un mero testigo”.

De nuevo, la división entre los 27 ha impedido mostrar una imagen de unidad y fuerza ante una crisis humanitaria y un conflicto enquistado que extiende sus tentáculos desestabilizadores por toda la región. Los ministros de Exteriores de Italia y Alemania frenaron, con apoyo de otros socios, cualquier suspensión del Acuerdo de Asociación con Israel o cualquier sanción por las vulneraciones de los derechos humanos.

Y las preocupaciones de la jefa de la diplomacia comunitaria pasan más por Ucrania y Rusia que por otra guerra abierta en Oriente Medio. Preguntada sobre cómo debe exigir la UE a Israel que frene los ataques contra la población civil palestina, aseguró que “la principal preocupación es la distribución de ayuda humanitaria” y “mejorar la situación sobre el terreno de la gente” al tiempo que titubeaba y no aclaraba qué acciones puede forzar Bruselas.

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